El Horla,

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El Horla, ¿Alucinación o Vampiro Snob Sudamericano?

"El Horla", tiene una relación compleja y ambigua con la enfermedad y sus consecuencias. El innominado protagonista podría ser un sifilítico en trance de enloquecer, aunque nada de lo que narra Maupassant nos permite inferirlo pues nos da una cantidad de claves que excede la posibilidad de interpretación: no podemos entender al narrador ni confiar en sus impresiones, de las que recibimos verificación escasa o no independiente.
En el Horla esta de manifiesto la alucinación del personaje principal pues todo empieza con una inquietud interior, luego manifestaciones sobrenaturales reveladas sólo a la víctima; por último, también el mundo que la rodea es alcanzado por sus visiones. Lo que sufre es realmente una enfermedad del alma, el espiritu y la conciencia.
Al empezar el cuento, el narrador -un próspero joven normando- trata de persuadirnos de su felicidad en una hermosa mañana de mayo. Ve pasar frente a su casa un magnífico barco brasileño de tres palos y lo saluda. Evidentemente, este ademán atrae al horla, un ser invisible de una especie que -nos enteramos después- viene asolando al Brasil con una epidemia de posesión demoníaca y subsiguiente locura. Queda claro que los horlas son primos refinados de los vampiros: beben leche y agua y consumen la vitalidad de los durmientes sin chuparles la sangre. Sea lo que sea lo que ha sucedido en el Brasil, somos libres de dudar de lo que ocurre en Normandia. Para destruir a su horla nuestro narrador acaba prendiendo fuego a su casa, aunque olvida avisar a los criados, que arden con el edificio. Cuando advierte que su horla continúa vivo, nos dice que ha llegado a la conclusión de que tendrá que matarse.
Claramente, se trata de su horla, haya o no hecho el viaje del Brasil a Normandía. El horla es la locura del narrador, y no sólo la causa de esa locura, es decir alucinación pura. En este punto es donde me pregunto ¿Habra escrito Maupassant la historia de lo que significa ser presa de la sífilis? En cierto momento, el personaje principal se mira al espejo y no se ve reflejado en él. Luego se divisa al fondo, envuelto en una niebla. La niebla se retira, y, cuando logra verse por completo, refiriéndose a la nube o agente que ha bloqueado su visión, grita: "¡Lo he visto!". Cuando en realidad la frase coherente seria: en un principio no me he visto…
Maupassant logra de manera exelsa que el lector dude entre la alucinación del personaje y esta suerte de vampiro snob que recuerda mas a una alicante que a un murciélago, sin embargo ciertos pasajes de la historia nos permiten inferir que de hecho el Horla es solo la locura del personaje sugestionada por las leyendas populares, y que indirectamente contagia al lector.


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2 comentarios:

excelente analisis, esa obra es una de mis favoritas.

7:50 p.m., abril 09, 2009  

A mi tambien me gusta muchisimo, el 23 de abril lo vamos a leer en la rambla cataluña no faltes.

12:58 a.m., abril 10, 2009  

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