Los que me conocen saben que no soy el tipo más ortodoxo al momento de orar. La muerte del poeta Juan Gelman (1930-2014) me ha recordado precisamente un par de sus "oraciones"

Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello.



Oración

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una como mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

Muy a menudo los creyentes pasamos lagos periodos de nuestra fe sin sentir la presencia de Dios. Estos llamados "desiertos espirituales" son comúnmente entendidos como pruebas y durante ellos se continúa con los ritos de la fe, se sigue creyendo y actuando en favor de Dios aunque no se tenga la experiencia "mística" de sentirlo con la esperanza y recompensa de volverlo a encontrar en toda su magnificencia.

Me inclino a creer que muchas veces así pasa en el amor, que debe amarse en favor del otro aún sin la presencia "mística" del amor, en la confianza de verlo volver acrecentado. 

Me atrevo a decir que así como en eso consiste la fe, en eso también radica el amor.

Escribo esto con la esperanza de que nadie lo lea nunca, pero con la satisfacción de que este sucio pedazo de papel cargue con mi sufrimiento.

Nunca fui un hombre sincero, a veces dudo si fui un hombre.

Todo comenzó aquella triste noche de noviembre, el mes de los muertos, cuando preparaba las ofrendas.

En Rumania tenemos un dicho que reza "Nihil nunquam mori" ( nada muere nunca) y desde que he llegado a México no he hecho más que comprobarlo cada día, su sociedad es un vaiven de vida, a veces apagada; otras tantas, festiva.

Sin embargo, a veces les dichos son más literales de lo que se piensa.

Decía pues que todo comenzó por esos días, aunque ahora que lo pienso quizá empezó unos días antes, en los últimos de octubre. Pero yo jamás le puse atención a esas situaciones.

Sucede que por aquel entonces yo trataba de sobrellevar una tormentosa relación con una china poblana,  pero la aferrante anemia doblegaba mis esfuerzos.

Guadalupe me miraba desde sus ojos negros con una mezcla de pavor y lástima. Me daba tanta pena por ella.

Un día curé mi delgadez con ella. Embravecido de alcohol llegué a la casa una noche con una luna delgadita, como colmillo de cascabel y la hice mía en cuerpo y alma.

La entregué a mi sed entera, bebí mis ansias de sus labios y su pubis. En mis manos se iban quedando sus suspiros rojos.

Esa noche de todos los santos abrí una fosa donde arrojé su cuerpo seco, su cabeza crujió  como una cáscara de nuez al contacto con el suelo.

Me arrepentí del acto apenas lo hube consumado, en mi boca danzaba su sabor metálico y dulzón, mandarinas mezcladas con el hierro de su sangre.

Nada podía hacer excepto rezar por su alma, en el altar de ese año coloqué un plato de mole y un mechón de su pelo ensortijado.

Los que dicen que los muertos no regresan tienen toda la razón, no puede volver lo que nunca se ha ido.

Por no dejar probé el mole, sentí sus manitas agarrando mi garganta.

Poco a poco, fue haciendo de mi pecho su morada, alimentandose de la vida que yo a duras penas araño de los hombres.

La sentía dentro de mi encaminar mis pasos, dormir y alimentarme. La viví viviendome ya muerta. Yo fui ofrenda y altar de su alma muerta.

Espero que la estaca termine con mi sufrimiento. Nada muere nunca, pero un fantasma atormentando a un vampiro es eterno...

Cada que alguien dice algo sobre mi nariz no puedo menos que pensar, primero, en la terrible falta de creatividad, y segundo, en este fragmento de Cirano de Bergerac que es una joya de la autosátira:

Eso es muy corto, joven; yo os abono que podíais variar bastante el tono. Por ejemplo: Agresivo: 'Si en mi cara tuviese tal nariz, me la amputara'. Amistoso: '¿Se baña en vuestro vaso al beber, o un embudo usáis al caso?' Descriptivo: '¿Es un cabo? ¿Una escollera? Mas, ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!'. Curioso: '¿De qué os sirve ese accesorio? ¿De alacena, de caja o de escritorio?' Burlón: 'Tanto a los pájaros amáis, que en el rostro una alcándara les dais?' Brutal: 'Podéis fumar sin que el vecino - ¡Fuego en la chimenea! - grite?' Fino: 'Para colgar las capas y sombreros esa percha muy útil ha de seros' Solícito: 'Compradle una sombrilla: el sol ardiente su color mancilla'. Previsor: 'tal nariz es un exceso: buscad a la cabeza contrapeso'. Dramático: 'Evitad riñas y enojo: si os llegara a sangrar, diera un Mar Rojo'. Enfático: '¡Oh, Nariz!... ¡Qué vendaval te podría resfriar? Sólo el mistral. Pedantesco: 'Aristófanes no cita más que un ser solo que con vos compita en ostentar nariz de tanto vuelo: el Hipocampelephantocamelo'. Respetuoso: 'Señor, bésoos la mano: digna es vuestra nariz de un soberano'. Ingenuo: 'De qué hazaña o qué portento en memoria, se alzó este monumento?' Lisonjero: 'Nariz como la vuestra es para un perfumista linda muestra'. Lírico: '¿Es una concha? ¿Sois tritón?' Rústico: ¿Eso es nariz o es un melón?'. Militar: 'Si a un castillo se acomete, aprontad la nariz: ¡terrible ariete!'. Práctico: '¿La ponéis en lotería? ¡El premio gordo esta nariz sería!' Y finalmente, a Píramo imitando: '¡Malhadada nariz que, perturbando el rostro de tu dueño la armonía, te sonroja tu propia villanía!' Algo por el estilo me dijerais si más letras e ingenio vos tuvierais; mas veo que de ingenio, por la traza, tenéis el que tendrá una calabaza, y ocho letras tan sólo, a lo que infiero: las que forman el nombre: Majadero.

Cómo decía mi abuelo, entre más te critiques solo menos tre critican los demás.

Les dejo la traducción original del Húngaro al Inglés de mi canción favorita: Gloomy Sunday (Szomorú Vasárnap)



GLOOMY SUNDAY (V.O. traduccion literal de la original)

It is autumn and the leaves are falling
All love has died on earth
The wind is weeping with sorrowful tears
My heart will never hope for a new spring again
My tears and my sorrows are all in vain
People are heartless, greedy and wicked...

Love has died!

The world has come to its end, hope has ceased to have a meaning
Cities are being wiped out, shrapnel is making music
Meadows are coloured red with human blood
There are dead people on the streets everywhere
I will say another quiet prayer:
People are sinners, Lord, they make mistakes...

The world has ended!

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