Belleza Roja

Bueno para seguir en la linea de lo no-escrito por mi, les traig un texto fenomenal, al leerlo no creeran la edad de la autora, y aunque el libro esta dirigido a un publico joven, pocas personas son capaces de asimilar asi una novela al grado de decir, te entendi autor, y lo que es mas, tengo preguntas, dejaste lagunas, tienes errores.

ojala que Fer, me lea asi algun dia.


Belleza Roja.
Guadalajara Jalisco. Octubre, 2008.
Bernardo Esquinca, autor.

Primero que nada, una calurosa felicitación, el libro me pareció excelente, la trama, la manera de narrarlo…
Alguna que otra lagunilla por allí, pero supongo que es normal, dado que es difícil cubrir todas las posibles preguntas que a un enfermo lector se le puedan ocurrir.
La manera de narrarlo, entrelazando dos historias diferentes, de personajes que sólo tienen el gusto por la belleza (a su manera) en común, y el final tan… inesperado… las clones que no eran clones… es tan extraño todo, pero tan real a la vez…
No dudo que en algún punto del recóndito universo, exista alguien tan, pero tan enfermo que sea capaz de convertir la belleza en un modelo serial, la belleza es algo subjetivo, es imposible agradar a toda una especie, y menos aún, generalizar la belleza de una manera tan aterradora, que pronto todos serán iguales, y la belleza terminaría por extinguirse, porque dentro de la perfección misma, la perfección sería imperfecta, al grado de que la anterior imperfección, terminaría siendo lo más deseado por todos, ocasionando que el mundo fuese igual al que ahora conocemos, debido a que los seres humanos estamos “diseñados” para no contentarnos con nada, lo cual bien empleado es muy útil, pero una vez que se llega al fanatismo y las mentes se ven tan perturbadas por una sola idea, es hasta cierto punto, peligroso, pues se corre el riesgo de romper el equilibrio natural que hay entre las cosas, y ocasionar una enfermedad como la de Laura, pues a mi punto de vista, ella es la precursora de toda esa “cadena” malévola que se forma a partir del deseo enfermizo de llegar a ser “perfecta”, llevándose consigo a muchas mujeres y hombres más, en los cuales, al ver sus vidas frustradas por algún tipo de accidente y/o anormalidad, nace un deseo de alcanzar lo que los demás llaman “perfección”.

Pero repito, la belleza es totalmente subjetiva, ¿qué sentido tendría el negarle a la gente la decisión de considerar algo hermoso u horrible? ¿Qué placer produciría el encontrar algo “raro” o poco común entre nuestros compañeros de planeta?
Desde luego en ambos casos, ninguno, ya que, para empezar, ni siquiera existiría la variedad suficiente como para concluir que algo es siquiera diferente a otra cosa.
Podríamos ver lo mismo, por las calles, centros comerciales… quizá países incluso, y todo sería idéntico…
¿Qué nos haría diferentes al resto?
¿Seríamos especiales?
¿Cómo se manejaría el sistema?
“La belleza no puede ser vista, sólo besada”, expresa el gran Tilo Wolff (compositor, intérprete y vocalista del grupo “Lacrimosa”)… ¿es acaso una clara referencia a que los seres humanos no hacemos más que sentir las cosas, pero no podemos percatarnos de que las cosas bellas están frente a nosotros, así, sin más, sin buscarlas… y sin explicarlas?
¿Algún día aprenderemos a guiarnos por los sentidos en lugar de sólo ver con los ojos físicos?
Si toco demasiado el tema filosófico, tal como lo he estado haciendo, es por la simple razón de que, su libro –corto, no tan fantástico, sin “dibujitos”, y fácilmente leíble- ha despertado en mi persona una vaga sensación de vacío emocional, que sólo se calma cuando divago, leo o escucho música, que al caso es lo mismo, porque las últimas dos opciones sólo despiertas y amplifican la primera.

Sólo una hora y media tardé en leer, disfrutar y comprender este genial libro. Quizá tardé. Quizá no.
Sólo sé que fue una hora y media muy bien empleada, una hora y media que me ha dado en qué pensar durante unos cuantos días… de momento.
Sé que durará más. He aprendido a apreciar la sutileza de la belleza, y me he declarado oficialmente una enemiga de los cirujanos plásticos, que intentan cambiar la belleza de una nariz torcida, un abdomen flácido o unos senos pequeños.
La naturaleza es sabia, y no deberíamos meternos con ella.

Que si bien, hay casos especiales donde podría tolerar la magia de la cirugía plástica, es en el caso de los accidentes desfigurativos, y sobre todo, cuando el afectado no tiene la culpa de nada, y por culpa de algún imprudente-gay-lesbiano queda marginado viviendo en alcantarillas por el resto de su vida, o hasta que reúna lo suficiente como para pagar una costosa cirugía plástica, que por si no fuera poco costar muchísimo, y hacer que vuelvas a las alcantarillas a falta de dinero, te hace correr el riesgo de morir en el quirófano, sólo por mejorar un poco tu aspecto.
¿En realidad vale la pena el riesgo?
Yo considero que no.
No sé si usted considere necesario el cambiar a toda la sociedad físicamente, pero lo que yo considero más necesario, es cambiar a la sociedad moralmente.
Enseñemos que, “la belleza no puede ser vista, sólo besada”; las apariencias pueden cambiar, no hagamos de este, de por sí podrido, país, algo peor aún.
En la sociedad está el poder de cambiar el país, no en echarle la culpa al gobierno; aunque bien tienen que poner de su parte, no es cosa de unos cuantos, sino de todos y cada uno de los seres que habitamos este país que hacemos llamar México.

Para terminar, reitero la felicitación por el libro, me ha dado mucho en qué pensar, y me agradó bastante. Espero siga haciendo libros tan fumados como este, ya que son los que alimentan la imaginación de la gente que gusta de leer, y sobre todo, de pensar. Habemos pocos en México, pero segura estoy de que, por esos pocos, a usted le gusta escribir. ¿O me equivoco?

Autor: Zelda Wolff.


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1 comentarios:

Se te olvidó decirnos la edada de la persona que emitió la opinión. Empezaré a buscar el libro... Por cierto como que ya hace falta algo escrito por tí... te extrañamos...

3:16 p.m., enero 24, 2009  

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